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Tu Hogar lo Vale

Los ciudadanos siguen confundiéndose con el término “eficiencia energética”

Un 70% de los ciudadanos encuestados desconocen o confunden el término “eficiencia energética”. Así se desprende del proyecto “Tu Hogar lo Vale”, una encuesta que ha realizado la Confederación Nacional de Instaladores, CNI, para hacer llegar al ciudadano una serie de preguntas sobre términos como eficiencia energética, rehabilitación, energías renovables o autoconsumo. En total se han realizado veinte preguntas a más de 2.400 propietarios o usuarios de inmuebles en toda España.

Del porcentaje de personas que desconoce o confunde el término de ‘eficiencia energética’, un 30% asocia erróneamente este concepto al precio de la energía y un 60% da como primera respuesta a la pregunta de si “conoce medidas para mejorar la eficiencia energética de sus hogares”, un contundente NO SÉ. Algunas de las respuestas en este ranking, son del tipo “apagar las luces” o “cerrar los grifos”.

Te escucharé sólo si voy a ahorrar y me financias

La respuesta a la pregunta de si tendría interés en conocer más a fondo de qué se trata la eficiencia energética, recibió un 40% de respuestas negativas. Cuando se completa esta pregunta con la frase “¿y si supiera que podría ahorrar hasta un 30% de su factura de luz o gas, tendría interés en conocer más?, la respuesta es apabullante con un 98% de SÍ.

Un 96% de los encuestados manifiesta que estaría dispuesto a realizar obras de mejora o rehabilitación en su inmueble si ello representa mayor confort, ahorro y revalorización. Si profundizamos más, en este porcentaje, sólo un 18% podría realizar estas obras sin financiación externa, necesitando el 82% restante ayudas financieras del tipo préstamos a bajo interés o subvenciones.

El ciudadano confía más en la Administración, aunque no cumple sus obligaciones

A la pregunta de quién le gustaría que le informase sobre la eficiencia energética, energías renovables, rehabilitación o autoconsumo, el ciudadano contesta por este orden: primero, la Administración con el 68%; en segundo lugar, una asociación nacional imparcial sin fines lucrativos con un 23%; en tercer lugar, un profesional de su elección con el8% y en cuarto lugar, experiencia de amigos o conocidos con un 1%. Es decir, que antes de confiar en una empresa de ingeniería, arquitectura, profesionales de cualquier índole o empresa constructora, o incluso amigos y conocidos, el ciudadano se fía mayoritariamente de la Administración a la hora de recibir información.

Un 90% de los encuestados manifiesta que cumple la normativa exigida para su vivienda, si bien preguntado a continuación de obligaciones concretas como revisiones periódicas en sus instalaciones o trabajos de mantenimiento periódico, contestan casi en la misma proporción con un 78% que NO han realizado las revisiones, inspecciones o trabajos de mantenimiento, o no recuerda.

Cuánto más económico, mejor, lo demás no importa

Un 99% de los ciudadanos propietarios o usuarios de inmuebles consideran que están mal o nada informados sobre los materiales, equipos, mantenimiento y consumo energético de su vivienda, mientras que esos mismos ciudadanos manifiestan conocer el gasto medio de su vehículo en combustible. Un 96% de los encuestados ha tenido en algún momento una mala experiencia al contratar algún trabajo en su inmueble y la mayoría, con el 70%, responsabiliza de esa situación a la falta de profesionalidad de los proveedores de los servicios contratados. Por detrás, con un 17%, se sitúa la falta de control por parte de la Administración. Tan sólo un 10% reconoce que esa mala experiencia pudo deberse a un precio demasiado bajo y un 3% lo atribuye a otras circunstancias. Sobre si esas malas experiencias se acabaron resolviendo positivamente, un 80% contesta NO. Estas alarmantes cifras no hacen más que mostrar la realidad eterna del intrusismo que se halla ampliamente extendido, así como el nivel tan bajo de exigencia por parte de los propietarios que prefieren un trabajo más económico a un trabajo bien hecho, no valorando a más largo plazo los inconvenientes del bajo precio, como falta de garantía, ausencia de responsabilidad civil, averías y baja calidad en la ejecución, y un largo etc. Se ha afincado la sensación de que “cuánto más barato mejor”.

A tenor de los resultados, y según comenta CNI, el ciudadano carece de los conocimientos técnicos mínimos sobre su vivienda y por tanto no la cuida adecuadamente. Además, ha tenido malas experiencias con trabajos realizados en ella, lo que le hace desconfiar de los profesionales que considera sólo quieren hacer negocio, por lo que busca en general el precio más económico sin valorar otras características. Prefiere fiarse de la Administración, a la que luego a su vez intentará engañar no cumpliendo la normativa de su vivienda que le exige realizar un desembolso económico en revisiones y adecuado mantenimiento, pues desconoce los fundamentos, ventajas y beneficios de esas obligaciones.

Renovables, mucho gasto y poco ahorro

Un 60% de los encuestados sólo conoce como renovable la energía solar y el 40% restante menciona sólo otro tipo de energía renovable. Un 82% no sabe lo que es la geotermia aplicada a la edificación y un 70% no sabe lo que es la biomasa. Preguntados sobre si saben en qué consiste el autoconsumo de energía, un 73% contesta NO, y en cuanto al término cogeneración, el porcentaje sube a un 86%.

Un 93% no conocen ninguna experiencia entre sus círculos de familiares y amigos de uso de energías renovables con ahorros y buenos resultados. En cambio un 36% sí conocen malas experiencias de personas que utilizan energías renovables con malos resultados.

La mayoría de los ciudadanos está dispuesto a invertir en su inmueble para aumentar el nivel de confort, incrementar el valor de la vivienda y reducir el gasto energético, un 97%. De este porcentaje, un 78% sólo haría esa inversión si contara con ayudas financieras.

La casa que ahorra TV

    Impulso de la eficiencia energética en la edificación

En destacado

¿ Cómo es una casa que ahorra ?

La Casa que Ahorra es tan confortable como una casa convencional, o incluso más, pero demanda entre un 70% y un 90% menos de energía.

Aislamiento óptimo

Tendemos a pensar que la ineficiencia energética tiene que ver con el modo en que generamos el calor o el frío de la casa. Pero en realidad son las pérdidas o las entradas indeseadas de calor las que ponen de manifiesto si la energía se derrocha o no. Por eso La Casa que Ahorra tiene un aislamiento optimizado en sus fachadas, cubiertas y huecos acristalados.

Diseño eficiente

Las pérdidas o entradas indeseadas de calor en nuestras casas se producen sobre todo a través de sus muros y cubiertas. Cuanto mayor sea la superficie expuesta de estos cerramientos con respecto al volumen total interior de la vivienda, mayor será también el riesgo de despilfarro de energía. Por eso, en la medida de lo posible, conviene optar por diseños compactos reduciendo también al máximo los elementos que sobresalgan del edificio.

Orientación estratégica

Una casa correctamente orientada se calienta gratuitamente en invierno gracias al sol, o se mantiene fresca en verano con menos demanda de aire acondicionado. Cada zona geográfica tiene su clima y las casas deben adecuarse a éste desde el inicio de su proyecto, tanto si trata de nueva construcción como si se va a rehabilitar una existente.

Ventilación controlada

Una casa que ahorra tiene un ambiente saludable y sano y para ello necesita una correcta renovación de aire, controlada y suficiente. El fallo más habitual son las fugas de aire incontroladas, normalmente en los puntos de ensamblaje entre ventanas, fachadas, estructuras y otros elementos constructivos.

Construida con materiales sostenibles

De nada sirve que la casa ahorre energía si los materiales que la forman son insostenibles. La casa que ahorra ha de tener una "huella ecológica" conocida y reducida. Para ello debe ser construida con materiales respetuosos con el medio ambiente a lo largo de toda su vida útil.

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