Arriba
¿Te parece interesante? compártelo

ES TAREA DE TODOS APROVECHAR LAS OPORTUNIDADES QUE OFRECE LA REHABILITACIÓN ENERGÉTICA

Jordi Bolea

El 80% de los edificios de nuestro país fueron construidos hace más de 30 años, antes de las primeras Normas Básicas de la Edificación del año 1979 y, por tanto, sin tener en cuenta los criterios de eficiencia energética que conocemos hoy en día. La consecuencia de esta situación es que cerca de un tercio de la energía que se consume en España se emplea en sus edificios y, de esta cantidad, entre un 50% y un 70% según la zona climática, la destinamos a calefacción y refrigeración.

Desde hace varios años Europa está apostando, en sus políticas energéticas, por una nueva cultura de la edificación. Y es que nadie duda en la actualidad que rehabilitar los millones de edificios existentes constituye sin duda la mayor oportunidad de ahorro energético y económico, de creación de empleo y de reducción del impacto medioambiental a nuestro alcance.

En la Fundación La Casa que Ahorra pensamos que la concienciación e información ciudadanas son, probablemente, el primer paso y más necesario para dinamizar la rehabilitación energética de viviendas y edificios. Aunque una de las principales dificultades que nos encontramos al abordar esta problemática, es que las pérdidas de energía en las viviendas son invisibles. Y es, precisamente, este motivo, lo que nos condujo a desarrollar el Programa de Diagnóstico Energético del Hábitat Urbano, PDEHU, hacer visible este problema a los ojos de los ciudadanos, convencidos como estamos de que esta sensibilización es un paso absolutamente necesario para apostar, también en nuestro país, por una nueva cultura de la edificación.

En virtud a un acuerdo que suscribimos con la Federación Española de Municipios y Provincias, FEMP, invitamos a un encuentro a los municipios adheridos a la Federación para que propusieran edificios o conjuntos de edificios en los que realizar una serie de diagnósticos energéticos. Las solicitudes recibidas fueron más de 30, y la Comisión de Seguimiento del Programa, formada por dos representantes de la Fundación y otros dos de la FEMP, las estudió según los siguientes criterios de valoración: el compromiso demostrado del municipio con la mejora de la eficiencia energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero; viabilidad del proyecto propuesto e interés técnico del mismo, y el compromiso del municipio con la difusión de los resultados del estudio. Esta Comisión de Valoración determinó la realización de estos diagnósticos en los municipios de Arahal (Sevilla), en la barriada de la Paz; en Granollers (Barcelona), en los barrios de Congost y Can Bassa; en Madrid, en el barrio de Ciudad de los Ángeles; en Santander, en el barrio de San Francisco; y en Segovia, en el barrio de San José.

Los trabajos de campo consistieron, fundamentalmente, en la toma y análisis de imágenes termográficas, simulaciones por ordenador del comportamiento energético de los edificios y encuestas de consumo a los vecinos y análisis de la documentación y planos disponibles, y elaboración de otros nuevos en casos de ausencia de los originales. Todas estas auditorías energéticas recayeron en el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), cuyos técnicos se han ocupado de la realización práctica de los estudios en cada localidad y de los informes de resultados de los mismos. Para ello firmamos un convenio de colaboración.

Las técnicas empleadas fueron la termografía infrarroja y la simulación energética. La cámara termográfica convierte la radiación infrarroja, invisible al ojo humano, en una imagen visible, es decir, la cámara capta la radiación infrarroja que es irradiada desde el cuerpo que está siendo observado, mide dicha radiación y convierte estos valores en una imagen del cuerpo en la que se muestra su temperatura de manera que sea fácilmente entendible para el usuario. Es decir, que mediante el empleo de una cámara termográfica, se consigue captar la radiación energética que emite la superficie de un cuerpo por estar a una temperatura y obtener una expresión gráfica y cromática de dicha variable a lo largo de toda la superficie analizada.

A la hora de realizar el ensayo termográfico de la envolvente del edificio, es preciso que se den una serie de requisitos para poder llevar a cabo el ensayo. Entre los más destacados, se deben citar dos. Por un lado, condiciones climatológicas. Debe descartarse la toma de termografías en días lluviosos o ventosos. Por otro lado, condiciones interiores. Es necesario procurar que la temperatura en el interior de la vivienda se mantenga en unos valores similares a los de uso normal, y que la temperatura exterior sea contrastada con la del interior.

En cuanto a la simulación energética de edificios, consiste en estimar con cierta frecuencia temporal (normalmente cada hora) la potencia necesaria para proporcionar algunos servicios (por ejemplo calefacción y/o refrigeración) bajo las condiciones climáticas de la localidad donde se ubica. El objetivo es conocer durante un tiempo dado el comportamiento del cerramiento desde el punto de vista del rendimiento energético aplicando unos escenarios de temperatura, humedad, viendo orientación, etc., que permita la evaluación de las medidas de mejora más adecuadas que en última instancia redunden en un ahorro energético del edificio y en consecuencia en la reducción de las emisiones de CO2 que éste vierte a la atmósfera.

En base al uso de estas técnicas como herramientas de diagnóstico, desde la Fundación pusimos en marcha el PDEHU para dar la oportunidad a cualquier localidad de la geografía de conocer de primera mano qué está sucediendo en sus edificios y de qué modo se pueden encaminar los proyectos de rehabilitación.

Aunque pasar a desgranar los resultados de cada uno de los cinco municipios analizados nos llevaría muchas páginas, sí quiero destacar algunas conclusiones generales muy interesantes, que son comunes a todos los municipios estudiados. Más allá de la zona climática e incluso del color político del gobierno local, existe una gran coincidencia en señalar, como foco prioritario de interés e intervención, que los barrios en los que hemos actuado fueron construidos entre finales de los 50 y principios de los 70, anteriores por tanto en todos los casos a las primeras Normas Básicas de Edificación en 1979, en momentos de importante y urgente necesidad de viviendas como consecuencia en muchos casos de movimiento de éxodo rural a las ciudades y con calidades constructivas que, al menos desde el punto de vista de la demanda energética y el confort térmico son francamente deficientes. Las patologías que más se han repetido de forma sistemática en los barrios estudiados son fachadas con cámaras de aire sin aislar o incluso fachadas sin cámara, vidrios monolíticos, carpinterías ineficientes, cantos de forjado al aire despilfarrando gran parte de la inercia térmica que deberían acumular como consecuencia de su excesiva exposición al exterior, defectos de estanqueidad y profusión de infiltraciones de aire indeseadas, humedades…

Conscientes de esta problemática, los municipios participantes, seleccionados en su momento por el compromiso que habían demostrado en relación con la reducción del consumo energético y la mejora de la sostenibilidad en su localidad, han desarrollado campañas de información, concienciación y apoyo a sus vecinos para conseguir entre todos activar intervenciones de rehabilitación energética de este parque edificatorio ineficiente. Nuestra labor con el PDEHU ha sido, entonces, acompañar en la medida de nuestras posibilidades estas actuaciones, que en ocasiones se sustanciaban a través de declaraciones de Áreas de Rehabilitación Integral en los barrios estudiados y en otras con campañas de estímulo para la incorporación del vector de la eficiencia energética a intervenciones previstas en fachadas y cerramientos como consecuencia de problemas detectados en los mismos, bien de forma espontánea, o tras la realización de Inspecciones Técnicas de estos edificios.

Otra conclusión de aplicación a los cinco estudios realizados es que las posibilidades de reducción de la demanda energética, especialmente de calefacción, son muy importantes, situándose entre un 43% y un 67% de la demanda de los edificios en su estado actual. Y no podemos dejar de señalar que la posibilidad de ahorro de mayor cuantía se ha encontrado, tal vez en contra de lo que inicialmente se hubiera pensado, en el municipio de Arahal, el de climatología más benigna de los cinco considerados. Lo que nos mueve a hacer una llamada de atención sobre la problemática específica que puede reproducirse en zonas más cálidas del país como consecuencia de la, aún si cabe, peor calidad constructiva de sus edificaciones más antiguas.

También en todos los casos son muy similares las propuestas de mejora que pueden hacerse, desde la aplicación de sistemas de aislamiento por el exterior, SATE, en aquellas ocasiones en las que las comunidades de vecinos consiguen el consenso necesario para una rehabilitación completa de la fachada; rehabilitaciones por el interior, por ejemplo mediante trasdosado con un sistema compuesto de panel aislante y una placa de yeso laminado, o la inyección de lana mineral en las cámaras de aire existentes en caso de que se den circunstancias más favorables para la intervención de cada vecino a título individual y, por supuesto, sustitución de carpinterías y vidrios por otros de mayor eficiencia térmica o doblado de ventanas en algunos casos.

Estas mejoras, aplicadas con el adecuado rigor técnico, suponen para estas comunidades de vecinos inversiones que ofrecen, en la mayoría de los casos, plazos de amortización atractivo o incluso muy interesantes cuando se dispone, además, de programas de subvención pública a este tipo de intervenciones.

El hecho de que las patologías energéticas detectadas y las propuestas de solución para las mismas sean razonablemente similares en todos los casos, hace que los resultados del estudio sean también fácilmente extrapolables a los millones de edificios de tipología similar que se construyeron en aquellos años. A modo de ejemplo baste decir que, durante la década de los 60, sólo en la provincia de Sevilla, se construyeron más de 100.000 viviendas de una tipología constructiva similar a la estudiada en Arahal; más de 400.000 dentro de la provincia de Barcelona similares a las de Can Bassa y Congost en Granollers; aproximadamente 500.000 en Madrid no muy diferentes de las analizadas en Ciudad de los Ángeles; casi 30.000 en Cantabria “hermanas” de las del barrio de San Francisco en Santander y unas 8.000 en Segovia de tipología similar a las seleccionadas en el barrio de San José. Una apuesta decidida por actuaciones masivas de rehabilitación en estos entornos permitiría conseguir una reducción cercana a los 320 millones de euros en gastos de calefacción y refrigeración.

Hasta aquí hemos hablado de ahorro energético y económico. Pero la problemática asociada a la falta de eficiencia de nuestro parque edificatorio va mucho más allá. Y se traduce, también, en una falta de confort térmico extendido de forma masiva en nuestros edificios y viviendas. Y lo que es peor, es la mayor responsable de que en nuestro país y en la actualidad se acerque ya al 15% la cifra de hogares españoles en situación de pobreza energética; es decir, familias que no pueden pagarse la energía necesaria para mantener su vivienda en condiciones de confort térmico mínimas (18°C en invierno según la OMS) o que para hacerlo tienen que destinar una parte excesiva y difícilmente sostenible en el tiempo de sus ingresos. No hace falta decir que solucionar esta grave problemática social es responsabilidad de todos.

Y hemos hablado también de plazos de retorno de las inversiones necesarias. Pero no deberíamos olvidar, además, que las intervenciones de rehabilitación energética normalmente incrementan el valor de la vivienda y que, por ejemplo, una aplicación de una solución SATE por el exterior no solamente representa una mejora en la eficiencia energética del edificio, representa asimismo un incremento de su valor, una mejora estética y frecuentemente un incremento de la satisfacción del usuario, es decir, una mejora importante desde el punto de vista social en barrios degradados.

Es tarea de todos aprovechar las oportunidades que ofrece la rehabilitación energética de los más de 20 millones de viviendas anteriores a 1979 que tenemos en este país. Para afrontar con éxito el desafío es absolutamente imprescindible una mayor información y concienciación ciudadanas y fundamental un apoyo decidido de ayuntamientos comprometidos con la mejora de la sostenibilidad de sus municipios. Con este estudio la Fundación La Casa que Ahorra quiere aportar su pequeño granito de arena a este apasionante proyecto común.